Me haces daño, no lo entiendes. No sé si lo haces por ignorancia o porque gozas con mi sufrimiento.
Me miento a mi misma diciéndome que "ya te olvidé", "que lo he superado", pero no es cierto. Cuando leí tus líneas, me hice la fuerte pero cuando volví a leer, mi corazón no pudo más y mis ojos se llenaron de lágrimas.
Te extraño!! ¿qué puedo hacer? yo no quisiera, pero te extraño y mucho ¿y tú? creo que también, pero a la vez me digo a mi misma que no puede ser cierto, que no tiene que ser cierto. Pero me quiero convencer que me extrañas y por eso me escribes.
Escribes para llamar mi atención, para saber si te respondo o si ya te olvidé y caigo en tu trampa y respondo. Y me dejas mal, con el ánimo descompuesto. Con la ganas de quererte tener en frente y abrazarte, con eso me conformaría, con escuchar de tus labios que me extrañas y me quieres.
Pero vuelvo a mi realidad y sé que eso no es posible, tu decisión no te lo permite y entonces debo de ahogar mi llanto muy dentro de mi.
Mi alma se siente confundida, y no comprendo que juego macabro es este de sufrir por amor.
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