Deseamos un cambio, un cambio verdadero y auténtico. Sin embargo muchas personas solo lo esperan como la varita mágica que resolverá todos los problemas.
Pero ¿qué ocurre si existen cambios y yo soy reacio a ellos? De nada servirá, de igual manera iré criticando por que ese cambio no está bien. Es triste ver como las leyes, no solo nuestras autoridades se las pasan por el arco del triunfo, sino también el resto de ciudadanos.
Y hay personas que sufrimos en ver como día a día se agranda la apatía en los ciudadanos y buscamos algunas soluciones, pero la respuesta es no, no se puede, ya está hecho de esa forma.
Preferimos echarle la culpa al resto, pero no nos damos cuenta que quien debe primero cambiar soy yo. Y si trato de cambiar, el resto sigue igual de acomodado. Pero lo importante, no hay que claudicar, hay que seguir adelante para poder efectuar el cambio por lo menos en una persona.
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